lunes, 12 de julio de 2010

GOLES SON AMORES

En la historia del fútbol, desde las canchas de tierra hasta las alfombras de pasto, el amor de un hombre por el fútbol sólo puede ser comparado por el que uno puede sentir por una mujer. Y en un mes donde todo giró en torno a la caprichosa pero bella pelota, hubo dos escenas que mostraron que todo futbolista tiene su fuente de motivación en el amor.

Iker Casillas es un elegido. Como capitán de su selección, ha tenido la dicha de levantar los trofeos más importantes dentro del mundo fútbol. Hoy levantó el más grande en importancia: se coronó campeón del mundo. El planeta entero no sólo pudo ver en él el profesionalismo y amor de un jugador por su camiseta y por sus compañeros, sino también a hombre sensible y emocionado, quien al no creer lo que estaba viviendo, sólo lloró. Por que en la cancha, tanto en la victoria como en la derrota, el hombre llora. 

Minutos después, su novia de profesión periodista y que, entre la virtud de su ejercicio más el condimento que otorga que ella sea la novia del capitán, tuvieron un encuentro frente a las cámaras. Iker, como en todo el partido y con la sensibilidad a flor de piel, se acordó de los suyos y no pudo contenerse al momento de querer besarla. No le importó donde fue ni las circunstancias. Fue un beso que no sólo tapó la boca de su novia, sino la de todos aquellos que festinaron con ellos durante el Mundial. 

Ese gesto, ese beso y esa circunstancia fue una bomba de amor único para todas las desilucionadas. De un minuto a otro, todas quieren un Iker. Un hombre con facha, deportista exitoso y que sea capaz de partirles la boca delante de todo el mundo. Una historia de amor, de las cuales son simples y envidiosas espectadoras. Como ejemplo, un tuit: "Todo se derrumbó, los sueños, las ilusiones, esperanzas, el amors. Iker tiene novia". El día en que las mujeres simples dejen el mundo de fantasía, los hombres tendremos el coraje de hacerlas sentir lo mismo que Sara sintió hoy. No en el mismo contexto, claro está, pero si con la misma dedicación.   

Mark González es otro elegido. Días atrás, veía el partido frente a Suiza en mi pega, donde el 90% son minas. Y mientras todos estábamos con los nervios de punta, vino el gol que le dio la victoria a la selección. Entre toda la algarabía, al final de su celebración y mirando a la cámara, grito un "Te Amo" con todo. Nadie fue un adivino para saber que esa dedicatoria iba dirigida a su novia. Mis compañeras cayeron en trance, mientras algunas festinaron con ella (en una muestra clara de envidia frente al gesto) otras sólo querían a Mark González. O que alguien, ese alguien, les dedicara un gol y se lo gritaran al mundo. 

Muchos años atrás, cuando estaba en el colegio, tuve la oportunidad de jugar finales. La famosa "Copa del Colegio" era nuestro objetivo del año. Y esos partidos, para todo quienes lo hemos jugado, tienen un sabor y un nerviosismo especiales. En ese entonces, con mi corazón enceguecido  por un compañera que jamás me dio bola, hice a punta de plumones una polera que tenía ese mensaje de amor absoluto. Y en los días anteriores soñaba con hacer ese gol que nos daría el triunfo, correr hacia donde estaba, sacarme la polera y gritarle el gol. En la realidad, sólo jugué los últimos diez minutos y con suerte toqué la pelota. Fuimos campeones igual, en la vuelta olímpica mostré la camiseta, pero ella se había ido. Al final, se la pasé a un compañero y no supe más de ella. 

Y como el fútbol te da revanchas, al año siguiente y con ella presente, jugué una nueva final donde aparte de anotar el gol fui elegido el mejor jugador del campeonato. Una de esas alegrías esporádicas. No le dediqué gol, no se lo merecía.  

El amor que le tenemos a la pelota es tan único como el que le tenemos a las mujeres. Por ambas lo damos todo, mojamos la camiseta y nos jugamos por entero. Cada derrota duele, pero sabemos que habrá revancha. Las victorias son escasas, pero se celebran. Y a la larga, los afortunados, logran quedarse con el trofeo máximo que puede otorgar la vida: una mujer con la cual compartir el resto de los días. 

Iker y Mark tuvieron la suerte, en un contexto global, de demostrarle sus sentimientos a sus mujeres. Hay otros miles que saltan a la cancha día a día y se sacan la cresta por hacer ese gol y dedicarlo. Pero las mujeres no pescan, por que esperan que ese gol lo haga Mark González, Iker Casillas o David Beckam. A la larga, el mal, es vivir de la fantasía.

Tal vez por eso abrí este blog. Por que yo también quiero dedicar mis goles. 

PS: Acá está el famoso beso.